La dramatización supone un ámbito-herramienta educativa que presenta una inmensidad de posibilidades en el desarrollo del currículum escolar.
El desarrollo de la dramatizacion ayuda a incorporar elementos al proceso educativo que difícilmente podrían hacerse desde otras áreas curriculares. Nos referimos a su fuerte carácter motivacional, proveedor de un clima de seguridad para la exploración de ideas, ámbito para el desarrollo creativo, recurso para la creación de distintos contextos para el aprendizaje, herramienta apropiada para la educación en valores, las habilidades sociales...
Sin embargo, la práctica educativa en los centros incorpora, en general, un uso muy deficiente de la dramatización, en el caso en que ésta se dé. El uso de la dramatización está más orientada a la preparación de una obra teatral para la representación escolar, que al desarrollo de la creatividad y la relación con los demás en el niño.
La historia del teatro en occidente tiene sus raíces en Atenas, entre los siglos VI y V A. C. Allí, en un pequeño hoyo de forma cóncava. Los atenienses celebraban los ritos en honor Dionisio; estas primitivas ceremonias rituales irían luego evolucionando hacia el teatro, constituyendo uno de los grandes logros culturales de los griegos. Lo cierto es que este nuevo arte estuvo tan estrechamente asociado a la civilización griega que cada una de las ciudades y colonias más importantes contó con un teatro, cuya calidad edilicia era una señal de la importancia del poblado.
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